
El gato es una animal hermoso, pero también muy independiente, un poco difícil de adiestrar, ya que se deja guiar por sus instintos naturales, por ello es tan importante adaptar tu felino al entorno de casa y enseñarle algunas normas básicas como: utilizar el arenero, responder a tu llamado y no arañar.
¿Qué hacer para adiestrar a tu gato?
Por naturaleza los felinos acostumbran a arañar las cosas en su entorno, a sacar sus uñas para afilarlas, aunque algunas veces donde no deben, para cuidar su herramienta de caza, marcaje y defensa de territorio. En esta oportunidad compartimos contigo algunos consejos prácticos de cómo adiestrar a tu gato para que no arañe, solo debes ser paciente y amoroso con tu mascota para que aprenda que no puede usar sus uñas en todos lados.
¿Cómo hago para que no arañe?
Existen muchas razones para que tu gato pueda reaccionar arañando las cosas, o incluso a ti mismo. Pero no te espantes, la mayoría de los casos es por motivos de diversión que tienen estas respuestas, por esto te haremos las siguientes recomendaciones para adiestrar a tu gato para que no arañe:
Reforzamiento positivo
Durante el adiestramiento es importante reforzar los comportamientos correctos, que luego serán recompensados de forma intercalada con alguna golosina o alimento preferido. Se recomienda asociar un sonido específico a la recompensa, de esta forma confirmas el aprendizaje.
Cuando estés adiestrando a tu gato evita cualquier distracción (teléfono, televisión) para concentrar tu atención en tu gato y pueda asociar correctamente lo que le estas enseñando. Así mismo, repítele claramente su nombre para que aprenda y reconozca cuando te diriges a él.
Redireccionar sus energía a los juguetes
En medio de la alegría y la emoción de los juegos, tu gato puede querer atrapar tus pies o agarrar tus manos, por lo que es importante enseñarle que solo puede “cazar” sus juguetes. Cuando tu gato te salte para jugar, evita moverte para que entienda que no tienes intención de seguirlo, y no deseas jugar, así corregirás mordidas o arañazos accidentales. En cambio, muéstrale sus juguetes y redirige su atención hacia ellos; diviértete con él jugando a emboscar los juguetes.
Dirige su atención a un rascador
Para los gatos arañar les permite marcar su territorio y mejorar las destrezas de sus garras para el ataque y la caza; para ellos la agresión es normal por lo que es necesario orientar sus energías hacia un rascador o un juguete.
La postura te permite reconocer las señales que tu gatito va a saltar y rascarse: el movimiento de la cola, pupilas dilatadas, orejas erguidas son indicadores de un ataque inminente; por esto debes asegurarte que tenga por lo menos un rascador disponible en zonas accesibles cercanas a su área de descanso para que puedas tener sus uñas bajo control. Este debe ser alto y estable para que tu gato se pueda apoyar y estirar.
Controla los comportamientos agresivos
Si tu gato te araña o muerde de manera intencional, es momento de enseñarle que es un comportamiento incorrecto. Cuando suceda deja de jugar de inmediato y aléjate, así comprenderá que no será recompensado con tu atención.
Mantén la distancia durante 5 a 10 minutos para lograr que se calme e interrumpir las agresiones. Realiza esta rutina cada vez que quiera jugar de manera violenta para que comprenda que este mal comportamiento solo le da como resultado la indiferencia.
Juegos a diario
La interacción con tu gato, de manera regular y rutinaria a través del juego permiten que se relacione mejor contigo y pueda controlar su energía y agresividad. Sesiones de juego de unos 10 minutos diarios ayudan a educar a tu gato, de esta manera adiestras a tu gato para que no arañe, juegue con calma, además de aprender a controlar su energía y sus impulsos.
Finaliza estos encuentros divertidos antes que tu gato pierda el control y recompénsalo con algunas golosinas, de esta manera le enseñas que no arañe ni muerda mientras juega.
Ambiente en calma
Los gatos son animales sensitivos, por lo que necesitan calma y tranquilidad, ofrécele en casa los recursos necesarios para su comodidad: agua, comida, arenero adecuado, escondites y rascadores. Así como también que se adapte a todas las personas del hogar y asuma su personalidad: desde reconocer su nombre y a las personas con quienes convive.