
Pocos animales en la naturaleza son tan atractivos como los felinos, aunque su belleza y majestuosidad compiten con sus hábitos depredadores, con su fuerza. Felizmente los gatos domésticos, aunque pertenezcan a esa familia animal, por su tamaño y sus hábitos, no son, por lo general, animales a los que debamos temer.
Dentro de las diversas razas de gatos existentes, sin duda, la persa es una de las más atractivas. El gato persa se caracteriza por tener un rostro ancho y plano, y un abundante pelaje, de colores variados. Es también una de las razas de mayor pedigree, se estima que el 75% de los gatos de casta son persas.
Origen del gato persa
Esta raza felina originalmente fue introducida en la cultura occidental a través de Italia, en el año 1620, por el comerciante Pietro della Valle, quien importó gatos de esta raza desde Jorasán, Persia. Mientras que ĺlegó a Francia, en esa misma época, traído por Nicholas Claude Fabri de Peiresc, desde Turquía, el gato de Angora (hoy Ankara). Los gatos de Jorasán tenían el pelaje gris, mientras que los gatos que habían llegado de Angora eran de pelaje blanco.
La aristocracia de la época deseaba gatos de pelaje largo. La mayoría de las razas conocidas eran de pelaje corto. El antepasado del gato persa surge del cruce con el manul, también conocido como gato de Pallas, un mamífero de las estepas de Mongolia, Siberia y el Tibet, que vive a 5.000 metros de altura, por lo que su abundante pelaje le protege del frío y el viento.
La rama del gato persa que conocemos en la actualidad pasó de Francia a Inglaterra, a finales de 1800 y proviene del gato de Angora turco. En esa época también se importaron gatos de pelo largo desde Birmania, Afganistán, China y Rusia. Y se hicieron habituales los cruces entre los gatos persas y los angoras.
Características del gato persa
Los gatos persas son gatos familiares, por lo general les agrada mucho jugar con los niños. Son perros falderos. Por lo general son de carácter tranquilo, sosegado y cariñoso. Se les llama «tigres de sofá» porque les encanta dormir y descansar. Se llevan bien con los humanos y con otros animales. Son presumidos, les gusta exhibir su belleza. Su carácter es también parte de su gran atractivo.
A diferencia de la mayoría de sus congéneres felinos el gato siamés destaca por ser afable, no posee instintos salvajes. Lo que lo hace el compañero ideal de la familia. Pero es muy importante destacar que requiere mucha atención y cuidado, especialmente cuando son pequeños. Su crianza suele ser difícil, su período de gestación es de 64 días y la camada es de entre 1 y 6 gatitos, y por lo general requieren tres meses de cuidado de la madre antes de separarse de ella.
Una de las características que más destacan del gato persa, como ya hemos mencionado, es su largo pelaje y también su tamaño mediano o grande. La forma de su cabeza es redonda y macisa, y la forma de su cráneo es ancha. Aunque su hocico es corto, su mentón es fuerte y lleno. Sus ojos, por lo general son grandes y redondos, abiertos, son muy llamativos por tener un color intenso y brillante.
Su nariz es chata y un gato persa de exposición puede tener la nariz asimétrica, pero es muy importante que se encuentre a la altura de los ojos. Sus orejas son pequeñas y de forma redondeada, estás también suelen ser asimétricas y en posición «v». En las puntas están cubiertas de pelo, el cual nace de adentro hacia afuera y casi pueden pasar desapercibidas, frente al espléndido pelaje del lomo, las patas y la cabeza.
El cuerpo de un gato persa lo hace imponente, es musculoso y redondeado, su estructura ósea es macisa, lo que le otorga una apariencia robusta. En esta raza de gatos el cuerpo ideal es el «corby», es un cuerpo compacto que destaca por encima de las patas, las cuales, por contraste, son pequeñas pero gruesas. A diferencia de muchas otras razas de gatos el gato persa no se destaca por ser esbelto. Su peso oscila entre 2,3 y 6,8 kg.
Debido a que su pelo es espeso, abundante, largo y sedoso al tacto, el gato persa es una de las razas más bellas de gato, pero esa característica hace también que sea frecuente que el pelo se les caiga, debido a su abundancia. Tiende a mudar el pelaje por temporadas, para mantener la calidad de su pelaje, su sedocidad es muy importante cepillarlos todos los días.
La cola del gato persa es peluda, como el resto de su cuerpo, es corta y es redondeada en el extremo. No debe pasar más allá de la mitad de su cuerpo.
Colores del gato persa
El pelaje de los gatos persas puede ser de colores muy variados. Algunos de ellos tienen un único color en su pelaje, un color intenso, sólido y sin tonos más claros: color blanco, color negro, color crema, color chocolate, color rojo, color lila e incluso azul. Otros gatos persas son bicolores o presentan franjas de distintos colores, llamados «Tabby», según el color que tengan en el pelaje.
Los machos de raza persa usualmente solo presentan dos colores, mientras que entre las hembras se pueden encontrar tres colores, por ejemplo, rojo, negro y blanco. Por lo general, los gatos persas machos que presentan tres colores son estériles. Los gatos persas himalayos se destacan por su pelaje color azul, de tintes oscuros que se remarcan en sus orejas, su cola, las puntas de sus patas y sus rostros. Son un espectáculo para la vista.
Cuidados del gato persa
Se recomienda bañarlos con regularidad para mantener su pelaje en buenas condiciones. Y así mismo cepillar su pelaje todos los días. Eso sí, hay que evitar cepillarle la cola, ya que es la parte del cuerpo donde más segregan grasa. Es recomendable consultar al veterinario sobre la manera de eliminar el exceso de grasa en el pelo. Pero mientras lo bañas puedes usar detergente para platos, ya que es desengrasante y no es dañino para los gatos.
Hay que prestar atención a un padecimiento frecuente en el gato persa, la enfermedad renal poliquística, para detectarla precozmente. Los riñones se van llenando de líquido y una vez que avanza es irreversible.
Por su belleza y carácter el gato persa es un compañero ideal para la familia.